La semana ha sido larga, muy larga, así que nos ha dado tiempo a pasar por todo: las alegrías y las penas, los nietos y los abuelos, el verso y la prosa, la prisa y la pausa.Nos hemos idos lejos, hasta San Pedro de Latarce, a conocer al grupo con el que amasaremos palabras durante en mes. Nos hablaron de sus primeros encuentros con la literatura: María leía recortes de periódico mientras arreglaba la ropa, Inés se encerraba en el baño para que nadie interrumpiera su lectura... incluso hubo quién leyó en voz alta para escapar de alguna desgracia.
La merienda literaria de Dueñas estuvo protagonizada por Sígueme, una historia de amor que no tiene nada de raro y aun nos dio tiempo de darnos unos versos. Miramos con atención el cuadro de Brueghel y encontramos algunas cosas familiares.
Y el sábado en Rayuela, volvimos a pasear con un elefante gris con lunares morados que no tiene nada de raro. Pero al regresar del viaje al fondo de la imaginación de José Campanari y Roger Olmos nos sorprendió la mismísima Doña Cuaresma, así que no nos quedó más remedio que contarle los pies... menos mal que nos acompañaban amigas expertas en seres de múltiples patas.Y la semana que viene más de casi todo.
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