
Son muchos los fantasmas que pasean por sus calles. Dicen, cuentan, que según la sobra del árbol que elijas para descansar, se te acerca uno u otro a contarte historias.
Aun hace frío para sentarse a la sombra del ginkgo o del castaño, no se si hay cipreses en el Campo Grande. Mientras llega el buen tiempo, esperaremos en casa abrigadas por una buena lectura:
Puede que volvamos a Las ratas de nuestra infancia, releamos con inquietud Los santos inocentes, o volvamos a saborear la lengua con Cinco horas con Mario. Incluso podemos resarcirnos de nuestra pereza juvenil con El Hereje. Es domingo, hace frío y casi todo es posible. Ya habrá tiempo de buscar una buena sombra en el Campo Grande y de disfrutar de los nuevos fantasmas esta primavera.
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