Ahora que las tormentas en los charcos amainan (aunque el cielo del jardín sigue negro, negro), las palabras de nuestra querida Laura Escudero Tobler nos llegan como un vendaval desde el otro lado del charco:
"Me he visto a mí misma, a veces, en actitud de llevar la luz de los libros a otros. Y me he detestado. Es difícil no caer en la trampa de decirle a la gente lo que tiene que hacer. Como si uno supiera y no padeciera la misma nada acechándole. Lo que me entusiasma es contagiar con mis alegrías (o emociones) porque también me gusta que me contagien. Y además… No me vas a decir que no existe la alegría…"
Como siempre, cuestionando lo anquilosado. Esquivando la mecánica que se instala en el sentido de nuestras acciones para caminar siempre como el primer día: dubitativos pero con pie firme.
viernes, 11 de junio de 2010
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